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Es Contracorrientes, quiza le puso ese titulo completamente desprejuiciado y lustrando las palabras, para restaurarle su significado mas humano.
La historia de Ariel encierra mucho padecer, no solo por el caliz terrible de la enfermedad con la que actualmente lucha su hermana. Sino por la politica, sí. Porque nacemos en un lugar especifico, en el caso nuestro en Cuba, asi que nacer en Cuba es una especie de sentencia fatidica. Porque en la isla historicamente no se ha valorado la libertad individual. Al extremo de que las leyes y la Constitucion vigente no protegen la libertad individual del despotismo y la violencia del Estado. Nadie se engañe: cuando los gobiernos populistas y totalitarios hablan de paz no estan pensando en una convivencia civilizada, ni en una sociedad desarrollada sobre la base de la division del trabajo, el respeto a la propiedad privada, el Estado de Derecho, el imperio de la Ley, y mucho menos en derechos humanos: civiles, politicos, economicos, sociales y culturales. En ultima instancia un paz protegida por una sociedad civil que impide al gobierno hacer y deshacer a su antojo. Yo creo que estos son algunos de los marcadores de la libertad conocidos. La paz solo puede florecer en democracia, y eso garantiza la paz global, porque las democracias no le hacen la guerra a otras democracias.
Cuando los dictadores hablan de paz estan pensando en la pacificacion violenta de la sociedad, en el fenomeno de la sumision total de la persona humana, que es el resultado mas escandaloso del experimento totalitario.
Volviendo al caso de Ariel, tan vasto como un laberinto, por eso mismo ilustra muy bien de que se trata la vida en el socialismo: esa aberracion politica de otorgarle un poder ilimitado al Estado-gobierno partido, que en Cuba es una misma cosa, y que afecta todas las actividades humanas, desde la foma de nacer hasta la forma de morir. Por eso Ariel ha debido luchar como un heroe de tragedia griega contra el Leviatan de Hobbes en una de sus peores versiones historicas.
Contracorrientes. / Mortal cede a Crónica
Para Omi, a quien me dediqué.
Ariel Ruiz Urquiola (La Habana, febrero de 2011)
Yerba, ¿usted puede limpiarme el pico para poder ir a la boda de mi tío perico?- -¡No!- Al escuchar la negativa, el gallo fue a pedirle al chivo que amenazara a la yerba con comérsela para que ésta se llenara de miedo y le permitiese limpiar el pico para poder ir a la boda del tío perico. El cráter comenzó a cerrarse. Cinco puntos de granulación tratando de ganar espacio. Costillas cuatro y cinco arropadas. Desde fines de agosto desnudas, mas no por el goce de la libertad. 21 de diciembre de 2005. Fotografía del paisaje lunar. Han transcurrido los primeros veinte y un días desde que pusimos el paclitaxol con el carboplatino en el nuevo hospital donde inscribimos a Chabela. –No se haga ilusiones. El tejido granular está infiltrado.- -¡No!- Respondió el chivo. -Lógicamente, si el tumor no ha sido retirado.- -No ha sido y como ya se le explicó en la junta médica es improbable que aparezca un margen quirúrgico.- -Ahora me conformo con la regresión de las áreas necróticas y con no ver las costillas.- Durante estos meses no he dejado de soñar con microorganismos oportunistas. Además, no es fácil conseguir la gentamicina en crema que se necesita para hacer las curaciones diarias. –Los análisis revelan condición apta para iniciar el otro ciclo.- Descruzo los dedos. Prescribe Paclitaxol (80 mg/m2) plus carboplatino. Me intereso por la concentración final con la enfermera que prepara el citostático. La rectifico primero en la mente y luego en un papel. –Isabel, ¿en cuál bracito le cojo la vena?- -En el que usted pueda.- Observo a través del cristal de la puerta. Tengo los pelos de punta. Cada una de ellas puede atender en la mañana unos veinte pacientes. –Martica, necesito tu ayuda…- -Ya está en vena.- -Mucha gracias.- -Una vez tú y otra yo.- -Su esposo no deja de mirarla un segundo a través del cristal de la puerta.- -Es mi hermano.- -Aquí es común que los pacientes jóvenes vengan con su mamá o su cónyuge.- -Ahora él será todas esas cosas además del celador de mi tratamiento.- Caras de asombro en las enfermeras. Han transcurrido cuatro horas. Acompaño a Chabela junto al equipo de suero al baño. Por cierto, limpio. En un par de horas estaremos esperando por el carro de Carolina. El servicio de recogida existe, empero puede retrasarse horas cuando se abona en moneda nacional. Salgo por unos minutos que se multiplican para comprar jugos naturales sellados sin preservantes. Por supuesto, en CUC. De regreso quedan pocos pacientes. Casi todos de sueros largos. Avituallo a Chabela. Hago un aparte con Nora, y le pido que acepte un jugo de mango y que le haga llegar otro a su colega Martica. –No es la época y los cubanos solemos extrañar el mango fuera de temporada.- -¡Es mi fruta preferida!- -¡También la mía! Muchas gracias.- -Es un placer mientras pueda.-
De regreso a casa y Chencha nos espera con el almuerzo, que en mí se juntará con la cena. Chabela traga haciendo acopio de conciencia. La fórmula basal está hecha con malanga, vianda que proporciona consistencia además de carbohidratos, carne de carnero que yo busco y cargo desde un pueblecito intrincado llamado San Andrés de Caiguanabo, y vegetales cultivados en organopónicos de Playa, nuestro municipio de residencia. –Chencha, ¿preparó el anís estrellado?- -Estoy en eso. Quiero que esté listo antes de que comiencen las náuseas.- -Recuerde que hay que evitar a todo costo la regurgitación. Me marcho a la oficina. Necesito adelantar los preparativos de la próxima expedición.- -Chao. ¡Ve con Dios! ¡Qué Santa Rita te acompañe!- -¡Con la naturaleza!-
-Árbol, pégale al chivo que no quiere intimidar a la yerba con comérsela para que ésta me limpie el pico y así poder ir a la boda de mi tío perico.- -Hola Ignacio.- -Buenos días Dulce. ¿Qué hay?- -Como predijiste es receptor hormonal negativo. Empero es HER2 positivo con tres cruces.- -Al menos existe el trastuzumab.- -Sabes que ese carcinoma es de mal pronóstico, por lo que hay que actuar de forma rápida. No sé si con el diagnóstico y la evaluación de los médicos accedan a ponerle tan costoso medicamento.- -¡No!- Respondió el árbol. -¡Si lo lleva, hay que ponérselo!- -Ignacio, no te ciegues. Ella no es la única paciente que lo lleva. La demanda es alta y el servicio está deprimido por el costo de cada dosis.- -Entonces Chabela vale menos de 1 200 euros cada veinte y un días en un país cuyo sistema de salud pública se harta de la asistencia gratuita y de un servicio de primer mundo.- -Sólo te advierto que has de premeditar y actuar en consecuencia para lograr lo que quieres. Si vas como acostumbras, disminuyen las probabilidades de que autoricen incluirla de inmediato en el programa de ese anticuerpo. No dudo que con una actitud frontal lo logres, porque te sobran la razón, el conocimiento y el arrojo, empero me preocupa el tiempo. Ella está contrarreloj y no precisamente en un velódromo.- -Fuego, quema al árbol que no quiere pegarle al chivo para que éste intimide a la yerba con comérsela y ésta me limpie el pico y así poder ir a la boda de mi tío perico.- -No te preocupes. Razonaré y actuaré con las habilidades de un doméstico.- -Toma el resultado de las pruebas.- Me abraza y susurra al oído buena suerte. –Hasta pronto y muchas gracias.- De un brinco caigo en el laboratorio de Genética poblacional de la Facultad de Ciencias Ambientales donde también trabajo. Enciendo el computador y reactualizo la presentación del caso “Francisca Isabel”. A la par atiendo a Julito, que hace su maestría en la maduración de las tortugas marinas que se pescan legalmente por la industria pesquera nacional. Es de noche y salgo a correr detrás de una 264. Logro engancharme entre una de las hojas de la puerta y el marco de la ventanilla contigua. Así, fuera de parada y tras una incesante persecución de presuntos pasajeros se aproxima el ómnibus a la parada de calle 70 y avenida 19. Me desprendo y toco asfalto.
-¡Buenas noches mujeres!- Llega la primera, con un lengüetazo y meneando la cola. –Chencha, quiero sentarme con usted y con Chabela para comentarle de los próximos pasos.- … -Entonces, ¿Cómo le harás para obtener el Herceptin?- -No se preocupen. Lo obtendremos. Reactualicé la presentación de tu caso y solicitaré una intervención en la consulta central del servicio de Mastología.- -Mijo, ¡qué Santa Rita te acompañe!- -No se preocupe, que voy con Razón y Saber, y dejo afuera a Alma y sus amantes. Facultad para discurrir la inteligencia de la mano del conocimiento, profundamente divorciados del sentir. Esos sentimientos abrigados de osadía que aquí no tienen espacio. ¿Tiene algo para mí?- -Sí, en el fogón están los calderos.- -Nacho, cuando termines, quiero pedirte un favor.- -Dime…- -Mejor termina de comer, que es muy tarde.- Me trago la cena. -¿De qué se trata?- -Quiero despedirme de papi.- -¡No!- Respondió el fuego. -¿Cómo qué despedirte?- -Despedirme porque es fin de año, y porque según la junta de mastólogos tres meses de vida, de mi vida, es mucho tiempo.- -Estamos montados en este tren desde julio.- -Sí, empero ahora ha sido un pronóstico de profesionales en junta, no de un solo semidios.- -Lo que me pides es muy difícil para mí.- -De todas formas María Silvia le ha contado sobre mi estado.- -¿Y? Significa que además de estudiar tu enfermedad y estar al tanto de los tratamientos, gestionar medicamentos, comprar la comida, trabajar de noche en mi investigación, atender a mis estudiantes, acopiar días para irme a los pesqueros de Camagüey e Isla de la Juventud, y la cotidianidad, también tendría que volver a lidiar con carceleros. Higinio lleva casi diez y seis años preso y nunca a recibido un conduce para vernos a nosotros.- -Por favor, compláceme en esta petición.- -Lo pensaré.-
Ya está a término la consulta central. -Permiso, buenos días.- Miradas de todo tipo. Es normal. –¡Buenos días Ignacio! ¿Cómo está su hermana?- -Está estable doctora Castaño, muy amable de su parte.- -Yo necesito ponerles al tanto de los resultados de las pruebas inmunohistoquímicas y de la evolución de Isabel.- -Pues bien, es el turno de ustedes.- -Gracias.- -Agua, apaga al fuego para que queme al árbol que no quiere pegarle al chivo para que éste intimide a la yerba con comérsela y ésta me limpie el pico y así poder ir a la boda del tío perico.- Monto la presentación en PowerPoint y explico. Pongo la computadora sobre un bloque de concreto. El hospital está en reconstrucción y el área de consulta aún no está terminada. –El problema está en que a pesar de la mejoría y los resultados, la paciente sigue teniendo mal pronóstico.- -Empero si no se prueba, ¿cómo podremos aspirar a una mejoría?- -Insisto en que la aplicación del Herceptin debe ser considerada más adelante.- Criterio casi acogido por todos los presentes. –Lo cierto y por tanto objetivo para este análisis es que la supervivencia de mujeres con sobrexpresión de HER2, me refiero a tres cruces, tratadas con quimio y radioterapia tienen una parcial mejoría que da paso a una metástasis y fin de la historia.- -Sí, empero en ella ya es bilateral.- -Las mamas no son órganos vitales.- -Pues yo vuelvo a apostar por las premisas de Ignacio en relación a la evolución y diagnóstico reciente de la paciente.- -Dra. Castaño, empero esa regeneración está infiltrada por células neoplásicas.- -Dr. Gerónimo, yo diría más, el tejido, empero la recuperación y la sensibilidad al anticuerpo son hechos. Las tumoraciones periféricas han desaparecido. El tumor principal gana en definición, y en la otra mama apenas se palpa tumoración.- -Cierto Dra. Castaño, empero no se puede obviar que este caso se está tratando por compasión. No hemos tenido una sola sobreviviente con ese cuadro clínico.- -¡No!- Respondió el agua. Me contengo porque estamos hablando de varias realidades. -Ignacio, déjeme averiguar el estado de depósito del Herceptin en la farmacia, y le informo de inmediato con su quimioterapeuta en la próxima consulta de Isabel.- -Dra. Castaño, si es posible, le agradecería que también analizasen la posibilidad de poder cambiar el esquema actual de quimioterapia para Docetaxol, considerando que se diagnosticó en fase T4.- -Como le dije, se les informará en la próxima consulta.- -Muchas gracias a todos.- -Sol, seca al agua, que no quiere apagar al fuego para que éste queme al árbol que no quiere pegarle al chivo para que éste intimide a la yerba con comérsela y ésta me limpie el pico y así poder ir a la boda de mi tío perico.- Me fui con el siniestro pensamiento de que sólo el infortunio de una paciente incluida en el plan del Trastuzumab, beneficiaría a Chabela. A sus marcas, listos, ¡fuera! Otra vez la carrera para alcanzar la puerta trasera de la 264 y aproximarme a casa.
-¡Chencha, estoy hambriento!- Me mira con las cejas arqueadas y los ojos al descubierto. –Pues venga para el cuarto de Chabela. Se va a considerar la puesta del trastuzumab y el cambio de taxol. Lo sabremos en la próxima consulta.- -¡Qué bueno Nacho!- -Ojalá tenga otra oportunidad.- -¡Sí!- Respondió el sol. -Mija, tú verás que sí.- Me trago la comida. –Chencha me voy para el trabajo.- -Mijo, así no puedes seguir. Del hospital para el trabajo y del trabajo para el hospital.- -Chencha, mejor que sea así. Hay personas que se han preocupado por mi tiempo de trabajo y no quiero comprometer a mi directora por la ayuda que nos ha brindado, permitiéndome trabajar de noche para poderme ocupar de los asuntos médicos de Chabela durante parte del día.- -Igual me parece excesivo.- -No podemos vivir de la caridad ajena. Bastante que dependemos de la ayuda de mis amigos foráneos, que son casi todos, para satisfacer los requerimientos alimentarios de Chabela. ¡Chao!- -¡Qué Santa Rita te acompañe!-
-Hoy comenzaré las gestiones.- -Empero antes trataré de dialogar con cada uno de ellos hasta convencer a la yerba de que te limpie el pico para que puedas ir a la boda del tío perico.- Respondió el sol. Redacto una carta solicitando el conduce de Higinio para que pueda ver a Chabela. Adjunto el resumen de Historia Clínica de ella, con el cual había solicitado el veneno del alacrán azul. Esta vez corro, empero detrás de una 100, que me dejará en las cercanías de Cien y SeAcabó. Me dirijo a la Dirección Provincial de Prisiones. Uniformes verdes con membretes del Ministerio del Interior. –Buenos días. Mi nombre es Ignacio Urquiza.- -Buenos días, ¿Qué desea?- -Entrevistarme con el General Dracón Caldero.- -¿Usted tiene cita?- -¡No! volvió a decir la yerba. -No, más bien yo vengo a informar, y créame que no tengo mucho tiempo.- Asombro en su rostro. -¿Cuál es el asunto?- -Hacer que se cumpla el ejercicio de los derechos del hombre, que toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por ley. Mire es muy simple. Si ese señor no puede atenderme, que venga cualquier otro que me pueda acusar mi carta y documentos adjuntos.- -Empero…- -Es un derecho ciudadano el que se me reciba por un Homo sapiens relacionado con el nivel de mi reclamación.- -Espere en el banquillo a que sea llamado.- -Correcto.- -¡Ignacio Urquiza! Acérquese, por favor. Le atenderá el Coronel Catón Truand.- -Buenos días, ¿qué se le ofrece?- -Seré breve. Asumo que usted viene en representación del Director Provincial de Prisiones. Por favor, acúseme el recibo de esta carta de solicitud de conduce y los documentos adjuntos.- -Un momento, necesito consultar la documentación.- -Usted dirá corroborar originales con copias porque ante mí no tiene otra cosa que hacer.- Me mira extrañado y se retira. Cinco, diez hasta treinta minutos. –Su solicitud será tramitada.- Me entrega la documentación completa. -¿Por qué no?- Pregunto el sol. –Yo no me iré de aquí hasta que algún Homo sapiens acuse mi carta de solicitud de conduce y la documentación adjunta.- -¿Y qué hará con la documentación acusada?- -Usted está haciendo injerencia en un asunto que no es de su incumbencia.- Me da la espalda y se va. Otra hora más de espera. –Por favor, usted ya ha sido atendido. Puede retirarse.- -Me iré de aquí cuando mi carta y documentos adjuntos sean acusados. No me importa la hora, la comida, o el día. Pueden echarme por la fuerza, que regresaré una y otra vez hasta lograr hacer mi ejercicio de derecho ciudadano.- Otra hora más. Se aproxima un Teniente Coronel. Me pide la documentación y firma cada manuscrito indicando además la hora y la fecha. –Usted debe ser cuidadoso con la manipulación de estos documentos para evitar que la situación empeore.- -Porque entonces yo seré quien quede sucia.- Respondió la yerba. -Muchas gracias por la sugerencia o advertencia. La situación nunca será peor.- Me despido educadamente y me voy.
-¡Francisca Isabel!- -¡Vamos!- -Buenos días médico.- -Buenos días y buenas nuevas.- Nosotros todo curiosos. –Se aprobó el uso del Herceptin y del taxotere a reevaluar cada veinte y un días. Comenzamos hoy.- -¡Muy bien! Médico ¿comenzará con una dosis de ataque del anticuerpo monoclonal?- -¿Tú eres médico?- -No, soy bioquímico. Entonces…- -Sí, iniciaremos con una dosis de 4 mg/ kg.- -Médico, otra pregunta. ¿Combinará el docetaxol con capecitabina?- -Bueno… Noto que te has informado. Mira, ese citostático sólo está indicado para neoplasias de colón.- -Existen estudios publicados donde se demuestra estadísticamente una mayor eficiencia antitumoral cuando el docetaxol se combina con la capecitabina en pacientes aquejadas de carcinoma ductal infiltrante T4.- -Está bien, empero te repito que la norma cubana no contempla esa combinación para este tipo de paciente.- -Entonces me dirigiré al director para solicitar un cambio de política en la administración de la capecitabina considerando las recientes publicaciones.- -Empero tú no estás invitada a ir a la boda del tío perico, y en cuanto el agua te rocíe, el fango te será abono para crecer más fuerte y vigorosa.- Respondió el sol. -Nunca debes decir que yo te oriente o peor, prescribí ese citostático porque me estarías comprometiendo.- -No podría hablar y menos replicar sobre bases inciertas. Acostumbro a explicarme sobre la base de mi saber, que sólo me lo ha proporcionado mi estudio.- -Muchacho, estás lleno de ímpetu y siento pena por la situación de tu hermana. Empero ella no es la única. Hace poco falleció una paciente que era enfermera, recién parida, que debutó con una neoplasia similar a la de Francisca Isabel. Se hizo cuanto pudimos. Su hermano, radicado en Puerto Rico, le trajo el tratamiento completo de Xeloda. Lamentablemente ella no pudo consumir ni el cuarto de las pastillas, que por cierto, son muy caras.- A buen entendedor se prescinde lo explícito. -Médico, me gustaría ponerme en contacto con su familia. ¿Sería posible?- -Aquí están sus datos de contacto.- -¡Muchas gracias!- No insisto en la dosis del docetaxol por temor a que se genere una atmósfera desagradable. Noto que estoy siendo responsable por otro ser humano. Mejor, por la vida de otro ser humano. –Buenos días Nora. ¿Podría dejarme ver la historia clínica?- -Tómala por un momento, pues tengo que ir a la cámara a preparar las soluciones.- Anoto rápido la concentración y la verifico con mis estudios a partir del Tratado de Toxicología clásico y recientemente publicado, que pertenece a mi amiga y colega Liliana. -Coinciden, menos mal.- La administración del docetaxol también es muy larga. –Chabela, me voy a la facultad para hacer una búsqueda en internet sobre la capecitabina.- -Nora, ¿se la puedo dejar encargada por si ella necesita ir al baño?- -Claro que sí Ignacio, empero con la condición de que no me trates más de usted. Somos contemporáneos y nos queda una larga convivencia.- -Ojalá seño.- La expresión de Isabel me roba la vista. –¡Hasta luego!-
-¡Menos mal que hay conexión! ¡Naturaleza mía! Cada pastilla de 500 milígramos cuesta unos 28 USD. Podré comprar las de los primeros quince días. No hay tregua para gestionar este medicamento con las autoridades del hospital.- -Nacho, ¿Te pasa algo?- Me llevo las manos a la cara y despojo a unas imprudentes. –No profe, es la vida y su costo.- Redacto una carta dirigida a Césped Cavacoa Cáncer, el director del hospital, explicitando la situación de la paciente Francisca Isabel y en particular mi incapacidad para poder comprar un tratamiento completo de capecitabina. Adjunto copias de los artículos científicos que recomiendan a este citostático como terapia adyuvante del docetaxol para un cáncer de mama T4. Corro por el pasillo, las aceras, las calles, otra vez los pasillos. –Buenas tardes, se encuentra el Director del hospital.- -¡Pues no! ¡No me ensuciaré de ninguna manera para que el señor gallo vaya a la boda del tío perico.- Replico la yerba. -Él se acaba de marchar, empero si usted tiene alguna documentación que entregar puede dejarla conmigo.- -Muchas gracias. Por favor, acúseme el recibo de esta carta y de la documentación adjunta.- Corro por el pasillo hasta llegar a la sala de quimioterapia. -¿Qué tal?- -No ha querido levantarse del sillón. Estaba aguardándote.- La llevo al baño y aprovecho para ponerla al tanto de mis gestiones. Son casi las cuatro de la tarde. Terminamos y como de costumbre está el lada de Carolina esperando por nosotros. Llegamos a casa y cuento de inmediato el dinero que me han enviado mis amigos. Separo una pequeña parte para comprar los víveres de Chabela en este mes que se inicia. –Chencha me voy al mercado de tercera y setenta.- -Mijo ahorra.- -Usted como siempre, ahorrándose hasta la vida.- -¡Imagínate!- -Son el producto de un sistema que les ha robado la vida, y aún siguen ahorrándosela.- -No digas eso. Tu metal de voz es grave y agudo. Temo por tus prontos.- -Tema de su mansedumbre y excesiva confianza en el pastor. Chao.-
Mercado de tercera y setenta, en CUC para redundar, igual a una camisa de fuerza capitalista que te obliga a comprar en sus precios productos de primera necesidad, porque además no tienes manera alguna para encontrarlos en moneda nacional de forma legal en la ciudad. -¡No!- volvió a decir el chivo. Acopio de valor porque con estas compras y las de la capecitabina me quedaré desplumado y sin cacarear. Compro jugos naturales de vegetales sin preservantes. Carne de res y papel higiénico. Todo, como si fuera la gran cosa, por valor de cincuenta CUC. Llego a la caja y cuando estoy pasando los productos una mano me coge por el brazo. –Muchacho, ¿qué es de tu vida?- -Profe…- Le cuento a una exprofesora de la Facultad de Biología, aún anonadado por su arquitectura y por este inesperado. -¿Cuánto es la cuenta? Voy a la mitad.- -No profe…- Le muestro el billete para pagar. –Es lo menos que puedo hacer.- A mi se me salen las imprudentes. No sé qué me pasa. La cajera toma el billete de cincuenta y anota mis datos del carné de identidad. Aquí casi todo se verifica. –Nacho, me voy a poner brava si no me aceptas esta contribución.- -Profe, no me haga eso, que me hace sentir débil.- -¡Arriba! Y no pierdas tu espíritu cuestionador. Tampoco tu valor, aunque recuerda que en cada ejercicio de derecho ustedes están abajo.- -Muchas gracias.- -¡Adiós Nacho!-
–Chencha, me acabo de encontrar con Lourdes y me ha removido los sentimientos. Me ayudó a pagar las compras a la mitad.- -Ella como siempre, tan echada pa’lante. Mucho que le debemos.- -Chabela, me voy a Artemisa.- -¿A esta hora?- -Mijo, ¿por qué no llamas por teléfono primero?- -Mejor me quito esta calentura por el camino, aunque sea en balde. No te preocupes, que es la diosa de la Luna.- Ellas no se imaginan que estoy decidido a pagar el medicamento. –Adiós.- -¡Qué Santa Rita te acompañe en las gestiones!- Camino hacia la terminal del Lido y cojo una máquina hasta el mismo municipio. -Por favor, ¿podría indicarme dónde queda esta dirección?- -¿Cómo no? ¿Usted conoce a esa familia?- -Sólo de referencia.- -Ellos están pasando por un mal momento. Han perdido a su hija de una enfermedad mortal, que lactaba a su bebe de menos de un año.- -¿Usted cree que estén los familiares en casa?- -¡Con su pena!- -¿Por qué no?- Pregunto el sol. Respiro profundo y alerto a mis entidades y en especial a esas carúnculas que producen imprudentes. –Buenas noches.- -Buenas…- -¿Usted es Patricio?- -¿Qué desea?- -Yo soy Ignacio Urquiza y vengo a verle con el interés de comprar un citostático que quizás aún conserve.- Alma recrimina mi carácter directo. –Aún tenemos el Xeloda, si es al citostático que se refiere, empero no está en venta y dudo que usted tenga el dinero para comprarlo. ¿Para qué usted lo quiere?- -¿Me permite conectar mi computador para presentarle un caso similar al de su sobrina?- -Yo no soy médico.- No veo negatividad en su rostro a pesar de mostrarse desinteresado en su expresión. Si existe, Tristeza no deja verle. Esa señora que ahora sentencia muerte, y no por la germanía. Hago la presentación y en la medida que avanzo se suman otros miembros de la familia. –¡Basta ya!- Replicó la madre. –No soy médico, le repito, empero ella está mucho más afectada por la pérdida de nuestra entrañable Lidia. ¿Usted es médico? ¿Ella es su paciente?- -Soy bioquímico y ella es mi hermana.- Me falla un poco la voz, empero mi postura enhiesta ayuda a auto-reprimirme. –Él es Andresito, su niño…- Apenas es un bebito que aprende a correr. No puedo contenerlas más. –Ella se pudrió poco a poco…- Veo a Chabela en ese espejo. -…El hedor casi no nos permitía estar en la casa.- Temor por que se infecte con algún microorganismo. -En un inicio era un endurecimiento de las mamas, empero como daba el pecho la Doctora Rostro Duro decía que era propio del proceso de lactancia. Como nosotros somos guajiros, recuerdo que ella usó el ejemplo de las vacas primerizas a las que se les endurecen las ubres. Pues crema antimastitis y mucho cocimiento de anamú.- -Y aquello seguía extendiéndose.- -De ninguna manera porque yo no estoy invitado a la fiesta del tío perico.- Respondió el chivo. -Cuando la doctora reaccionó ya era inoperable. Comenzó a atenderla el Doctor Paulino, empero poco se podía hacer. Su hermano le trajo el medicamento de Puerto Rico, y apenas pudo consumir unas pocas píldoras.- Respiro profundo y refuerzo mi idea de ser un “intrusista” profesional. –Ahora no hay nada que hacer, sólo cuidar de su semilla. ¿Es lindo, verdad?- ¿A dónde me quiere llevar? Se retira a una de las habitaciones de la casa, y regresa al menos con un retrato de Lidia. –Era linda, y nosotros unos guajiros que por temor a la torpeza no indagamos lo suficiente. Tampoco cuestionamos. Cumplimos a cabalidad cada orientación de los médicos.- Solloza. –No quiero que cuando se enfrente al retrato de su hermana se sienta como yo lo estoy ahora. Aquí está el frasco casi completo. Crécete ante la calamidad y la ignorancia. No cejes en la búsqueda de la luz. Podrías ser mi hijo, así que espero no te importe el tuteo. Ésta puede estar al final del camino.- -Muchas gracias, Patricio. En mí no está ciar en un empeño. Hasta luego. Los mantendré informados.- Otra vez al camino guiado por el reflejo de la Luna.
-¡Buenos días! Tengo conmigo la Capecitabina. La dosis de administración oral es 1250 mg/m2 dos veces al día durante quince días en ciclos de veinte y uno. Déjame sacar cuentas. Serían tres y media pastillas media hora después del desayuno y la cena. ¿Estás preparada?- -Hace ya que me la estoy jugando contigo al Canelo. Quiero saber cómo la obtuviste.- -¡No!- volvió a decir el árbol. Viene el asombro a mi rostro… –¡Qué no cunda en pánico!, que a este proceder nos han llevado.- Ella insiste, empero no estoy apto para contar la verdad. Entonces mejor omitir por el momento la historia de vida de quien lidió con la muerte y perdió con los médicos. -Chabela, me voy a Guaicanamar a completar las gestiones para que te puedas encontrar con Higinio.- -Muchas gracias.- -Mijo, ¡qué Santa Rita te acompañe!- La jugada para llegar es más compleja. Tengo que llegar en ómnibus hasta la terminal de la Lancha de Casa Blanca. Una vez cruzada la bahía coger el tren de Jersey, único sobreviviente de los eléctricos que transportan entre otras cosas personas, para luego quedarme en la parada de “San Francisco”. Y de ahí, caminar un par de kilómetros hasta la granja agropecuaria-prisión a dónde van algunos reos con régimen de mínima severidad. –Buenas tardes. Soy Ignacio Urquiza, hijo de Higinio Ruiz y me urge entrevistarme con el Capitán Justo el Grande.- -Buenas tardes. Aguarde un momento por favor.- Cinco minutos. –Puede pasar. Déjeme su carné de identidad. Diríjase hacia la segunda puerta de aquella nave.- -Muchas gracias.- … -Buenas tardes, Capitán Justo.- -Buenas tardes.- -Imagino que sepa el objetivo de mi visita.- -No, realmente estoy asombrado además por la hora.- -¿Por qué no?- Preguntó el sol. -Pues bien, Isabel la hija de Higinio está mortalmente enferma según diagnóstico de los médicos y exige su derecho a verlo. Fui a la Dirección Provincial de Prisiones y logré que me acusaran la carta de solicitud de conduce e información adjunta. A pesar de que me dijeron que tramitarían el caso, usted aún no ha sido comunicado al respecto.- -Disculpe, ¿cuál es la enfermedad?- -Es un cáncer de mama llamado carcinoma ductal infiltrante en estadio muy avanzado. Los médicos lo denominan T4. Para abreviar, aquí traigo réplica de esa documentación para que usted me la reciba y acuse.- -De inmediato. Disculpa, empero quería corroborar la información aportada por María Silvia a tu padre. Él está desesperado.- Al evaluar su conducta como favorable y humana le pregunto si puede ver la presentación del caso con la doble intención de que me dé el permiso para entrar con el computador a la caseta de Higinio y ponerlo al tanto. –Puede proceder.- … -¡Dios mío! Pobrecita. Yo tengo varios hijos y no sé que me haría al ver a una de mis hijas desmembrada así…- Él tiene los ojos enjugados y su mirada verde se ha marchitado como las hojas en el período hidrológico de seca. –Muchacho, ¿y vas a mostrarle eso mismo a ese león enjaulado?- -La verdad no debe contarse a medias, si se decide abrirse la caja de Pandora. ¡Qué también se comparta Esperanza!- Señora que nos hace creer que lo deseado es tangible. -Pues adelante, tienes mi permiso. Sólo te advierto que hay un tren que pasa a las 7:30 PM.- -Espero estar a tiempo, y si no, ya comencé.- -¡Te doy mi palabra ante todo de padre, luego de hombre, y finalmente como Jefe de Guaicanamar, que tu solicitud de conduce será tramitada mañana mismo!- -¡Qué así sea! Muchas gracias.- Me dirijo a la caseta donde vive Higinio. Él esta enfrente de la puerta con los brazos cruzados hacia delante. Quizá le avisó otro reo, o un guardia. -Qué tal, ¿cómo va?- -Aquí, haciendo lo que se puede.- -Se imaginará a lo que vengo.- Asiente con la cabeza. –Créame que lo hago porque Chabela me lo pidió. No es mi voluntad. Al grano.- Procedo con la presentación. La primera lámina es impactante. Ese cráter en lugar de areola y esas costillas como barrotes de una celda para evitar el escape de los órganos torácicos, que son víctimas de una sentencia por convicción. Él se lleva las manos a la cara, pide consuelo a Dios y se queja de no poder ayudar, de conocer otra prisión. –Mi hijita…- Varias veces… Realmente siento pena. –No se preocupe que yo estoy preparado para hacer en el escaño más escabroso.- Prosigo y cuando estoy terminando, el subconsciente, que no lo hago mío por desobedecerme, traiciona a mi voz que se hace exigua hasta quedar ahogada por esas imprudentes. Respiro profundo y vuelvo a estar en mí, contenido. –He terminado.- -Bueno mijo, que Dios esté contigo. Estoy orgulloso de ti.- -La naturaleza lo está. No crea que soy tan bueno. Ahora he incorporado la cobardía y la complicidad. Cuando veo a una infeliz que no le indican lo que corresponde, o simplemente le imponen un tratamiento para “mejorarle” la calidad de vida y quedo callado por temor a que me asocien con un desafecto que quiere dañar la imagen del Sistema de Salud Pública dada mi historia de vida personal y familiar…- -De ninguna manera porque yo no estoy invitado a la fiesta del tío perico.- Respondió el árbol. -Y luego cuando preguntamos por fulana, que normalmente lo hace Chabela porque son sus compañeras en la quimioterapia, la enfermera nos dice con la mirada gacha que ya no está.- Esperanza hazme tuyo para volver a creer en el mejoramiento humano. -En fin, tengo que seguir camino porque voy a perder el tren.- Abrazos de él y despedida sin flojeras como diría el excoronel Higinio. –Por favor, ¿me devuelve el carné de identidad?- -Tenga.- -Muchas gracias, adiós.-
-¡Nacho!, despierta que hoy debes tratar el acceso a la capecitabina.- – Me quedé dormido.- -No digo yo, si apenas duermes trabajando por la madrugada con los genes de las dichosas tortugas.- -¡No!- volvió a decir el fuego. -Chencha, ellas también están en peligro de extinción.- Me arropo rápido y salgo a la avenida diez y nueve a coger un Almendrón. –Buenos días. Por favor para ver al doctor Césped Cavacoa Cáncer.- -¿Usted tiene cita con el director?- -No, pero hace quince días le dejé una carta para tratar el autorizo de un citostático para una paciente y documentación sobre éste.- -¿Usted es el caso del xeloda para la paciente Francisca Isabel?- -Sí.- -El director me dejó esto para usted y me dijo que le transmitiera que ese citostático no estaba indicado en la norma cubana para el tratamiento de esa neoplasia.- -¿Por qué no?- Pregunto el sol. -Usted me ha entregado la misma documentación que yo le dejé para que él se estudiara la aplicación de ese citostático en un carcinoma ductal infiltrante T4.- -De ninguna manera porque yo no estoy invitado a la fiesta del tío perico.- Respondió el fuego. -Lo siento, yo no puedo hacer más que transmitir lo que el director me indicó.- –¿Él se encuentra en su despacho?- -Sí.- -Entonces yo necesito que él me lo diga de frente y mirándome a los ojos.- -¡Usted no puede!…- -Buenos días. Yo soy Ignacio Urquisa y lo interrumpo para que me explique las razones por las que no pudo autorizar la administración de la capecitabina a la paciente Francisca Isabel Urquisa.- –¡Usted no está autorizado a entrar en mi despacho!- -¡No!- volvió a decir el agua. -Se equivoca, ¡me autoriza la razón y el derecho a ejercerla!- -¡Secretaria!, dígale al Doctor Inquisidor Restrictivo que venga de inmediato a mi despacho.- Trato de explicarle pero él se niega a entablar diálogo. –Buenos días.- -Él es el muchacho acompañante que solicita xeloda para su hermana.- -Usted se equivoca por segunda vez. ¡Yo soy el bioquímico, cuasi doctor en Ciencias Biológicas, que exige la puesta de capecitabina como coadyuvante con el docetaxol a la paciente Francisca Isabel!- -Mire, no se altere. Esa combinación no está indicada en la norma cubana ni tampoco en las directrices de la práctica clínica en oncología de los Estados Unidos para pacientes con diagnóstico primario de un carcinoma ductal infiltrante T4. Ella debe continuar con el Taxotere.- -¿Por qué no?- Pregunto el sol. -Además, el xeloda es un citostático de eficacia probada para el cáncer de colón, y se recibe en cantidades limitadas para esa enfermedad en específico por lo que de usarse para otras dejaría incompleto tratamientos de enfermos para los cuales se hacen los pedidos.- -Si se tratará de seguir cualquiera de las dos normas, yo no estaría aquí ahora exigiendo simplemente que fueran consecuentes con el progreso científico, con las publicaciones certificadas por las mejores revistas en la temática. En fin, con el Saber. Menos aún estoy pidiendo que dejen a un enfermo de cáncer de colón sin su tratamiento, pues ando de la mano con Razón. Estoy solicitando ayuda para ampliar la demanda a otras afecciones de pacientes como Francisca Isabel, cuya eficacia está científicamente probada.- -Me parece que usted está muy afectado psíquicamente con la enfermedad de su hermana y se parcializa por este caso, lo cual no le permite comprender nuestras razones.- -Por supuesto que estoy afectado sentimentalmente, porque provengo de un linaje y no de una creación fortuita o fruto de la invención, empero sé de lo que estoy hablando y también de mis derechos y de los de un paciente.- -Usted no quiere entendernos y nosotros tenemos otros asuntos que tratar de lo cuales dependen muchos pacientes.- -Ustedes son los que no están capacitados como hombres de ciencia ni como seres humanos para entender mi solicitud. Ojalá los demás pacientes no estén en el caso de Francisca Isabel.- -Bueno, está dada por terminada la plática.- -De ninguna manera porque yo no estoy invitado a la fiesta del tío perico.- Respondió el agua. -No se preocupen, que esta situación no quedará en este marco. Yo la llevaré si es preciso ante el Papa y les advierto que se impondrá la razón.- -¡Qué se piensa el mojón este! ¿A quién pretende intimidar?- Carcajadas. -¡Busca ayuda en la 232!- vuelvo a entrar… -Ustedes saben que la resolución 232 de Ministerio de Salud Pública sólo está habilitada para solicitud de medicamentos que el sistema de salud no recibe de forma nominal, y deben ser prescritos por médicos y con la debida autorización de la dirección del hospital donde se atiende el paciente.- -No, yo me refería al ómnibus 232.- Risas… No me dejo provocar a pesar que por dentro estoy a punto de reventar como una granada. Razón y Saber me han acercado a Esperanza.
Ha transcurrido un día más para tener lista una carta donde relato nuestra necesidad y los acontecimientos acaecidos. La capecitabina que me regaló Patricio merma. Nunca fui citado por el médico y director CCC. Tampoco por ningún miembro de Dirección Provincial de Prisiones. Me voy a hacer la presentación al Consejo de Estado. Entonces el sol comenzó a irradiar con intensidad al agua. La hago con una miembro muy especial para mí y le entrego copia de una carta dirigida a la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la ONU, donde explicito mi solicitud y la nulidad de la misma con el silencio haciéndome al único propósito de que Francisca Isabel pueda ser asistida de inmediato. Ella fue muy generosa y ante todo sentí el calor de una madre. Me dijo que tuviera fe. Que nunca la perdiera así fuera en los momentos más oscuros. Yo le respondí que si fe era pariente de Esperanza, estaba realmente cerca gracias a mi alianza con Razón y Saber.
Otro día más de abandono a mi profesión. -Profesora, hoy no voy a trabajar en el laboratorio. Voy a entrevistarme con un diplomático de la Embajada de Suiza porque ya no tengo más alternativa ante la falta de respuesta para el uso adecuado de medicamentos en el tratamiento de Isabel y para el conduce de su padre en sus circunstancias actuales.- El agua asustada por secarse comenzó a arrojarse al fuego. -¿Y él te resolverá los problemas?- El fuego asustado por extinguirse comenzó a abrasar al árbol. -Sólo quiero que me haga llegar una carta a la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la ONU para que interceda por Chabela.- -Hay Nacho, cuánto deseo que te comprendan y no enreden más esta pita. Temo por ustedes y en especial por ti. Empero yo no puedo hacer nada al respecto más que decirte que no arengues y que siempre pongas tu mira en que tu hermana reciba un adecuado tratamiento y en tiempo.- El árbol asustado por reducirse a cenizas comenzó a pegar al chivo. -No se preocupe profesora, yo estoy claro.- Recojo mis documentos y el laptop. Me dispongo a salir. Ring ring … –¡Nacho! Hay Dios mío, y este chiquillo se acaba de ir como un bólido.- -Profesora, ¿le pasa algo?- -Necesito que alguien corra y dé alcance a Nacho y le diga que venga urgente a verme. ¡Qué se trata de la vida de su hermana!- Ella pide al vocero un teléfono para que pueda comunicarme una vez regrese. -¡Han llamado del hospital Oncológico para decirle que está autorizado el empleo del citostático para su hermana y ese muchacho puede ir camino a un abismo!- … -¡Ojalá le dé alcance!- -¡Nacho! ¡Párate!- Me asombro de que me griten en la calle. Me viro y es José Antonio que corre como un atolondrado. –Es sobre tu hermana. Muy importante. La profesora Luz María anotó el recado.- Regreso, me pone al tanto y llamo. -¡Voy al hospital a recoger el citostático!- El chivo asustado por la paliza comenzó a devorar la yerba. En ese momento entra otra llamada. La profesora Luz vuelve a coger el recado. –Hay Dios mío, ahora es de una oficina de 100 y SeAcabó… para comunicarle que a las 2 PM su padre será conducido a ver a su hermana.- -José Antonio, ayúdalo, te lo ruego.- Con disposición ese chamaco vuelve a darme alcance y me pone al tanto. –¡Muchas gracias! ¡Cuánta casualidad!- -Yo estoy ajeno, empero creo que es causalidad.- Regreso al laboratorio y devuelvo la última llamada. Me informan militarmente. –Un momento por favor. A mi casa Higinio no entra esposado ni con ropa de preso, y mucho menos escoltado por ningún policía uniformado o no. Esa son mis condiciones.- La yerba asustada por perecer accedió a limpiarle el pico al gallo para que este pudiera ir a la boda del tío perico. Unos segundos de ausencia de voz. –Positivo. Aceptamos sus condiciones, empero irá custodiado y los asignados se quedarán en posición estratégica.- -Concluyo que no frente a mi casa.- -Positivo.- -Muchas gracias por cumplir con sus deberes.- -De nada.- Lleno de emociones tirantes que me provocan retorcijones por dentro me dirijo a la profesora. –Otra vez le estoy muy agradecido. Ahora sí me voy a buscar el citostático.- Ella me despide con un adiós de mano y me desea suerte. Erase una vez un gallo, que quería ir a la boda de su tío perico. Cuando engalanado salió de casa, vio un grano de maíz y le gano la glotonería. Lo picó para tragárselo y se ensucio el pico con el fango que retenía la semilla.